NO-VIOLENCIA.
EL siglo XX, según muchos que lo han estudiado, fue el siglo más cruel de la historia humana. Mucho habrá tenido que ver la invención de la radio, el cine y la televisión, como medios de comunicación de masas.
Es entonces en la época de más oscuridad cuando la respuesta a la brutalidad y a la crueldad del hombre nace como una propuesta. En el siglo XX, la NO-VIOLENCIA aparece y se desarrolla como una replica profundamente humana a la opresión, a la tiranía, al miedo y a la violencia. Puede que sus raíces históricas sean más lejanas. Seguramente cuando recordamos las vivencias de Jesús de Nazareth y entendemos la NO-VIOLENCIA, podremos ver en El un practicante convencido de este tipo de lucha.
La NO-VIOLENCIA es un método de lucha no convencional. Requiere de organización, compromiso, valor, disciplina. No es lo mismo que el pacifismo. Los que creemos en la NO-VIOLENCIA no somos eruditos, ni hombres santos por necesidad y mucho menos fanáticos. Somos hombres y mujeres comunes, que concientes de nuestros derechos, nos organizamos, y comenzamos a participar con compromiso, valor y disciplina, combatiendo nuestro natural miedo, mediante el desarrollo de acciones, primero simples y luego un poco más complejas. Por ende, es un proceso gradual en el que vamos de saber nada o poco, a ser ciudadanos concientes que cumplen con sus deberes y que participan y exigen sus derechos.
Y hablando de derechos, estos como seres humanos están consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la que se dice que todos los seres humanos tenemos derecho a expresar de viva voz lo que pensamos (artículo 19); tenemos también derecho a agruparnos, a asociarnos, a pertenecer a la organización que consideremos representa aquello en lo que creemos (artículo 18 y 20).
Pero por qué estos tres artículos vienen a mención… Debido a que en ellos están consagradas las condiciones mínimas que un luchador NO-VIOLENTO debe entender y comprender en este mundo moderno. Debemos tener la capacidad de expresar a viva voz lo que pensamos y creemos, y debemos estar concientes que tenemos el derecho de agruparnos, de asociarnos, pues en la medida que muchos como nosotros compartamos tiempo, espacio, recursos, ideales y pensamientos, y en la medida que esto se convierta en acciones que busquen sembrar conciencia, en esa misma medida, el luchador NO-VIOLENTO irá abarcando espacios, y en los espacios que abarca, irá sumando voluntades, que alineadas en un mismo sentido nos permitirán sembrar las semillas de cambio requeridas en nuestra convulsionada Patria.
La NO-VIOLENCIA, de nuevo, es un proceso gradual como todo lo verdaderamente humano, pues el hombre no nace siendo adulto… Su adultez la obtiene con el tiempo vivido, luego de haber superado las etapas primarias (gestación, infancia, niñez, pubertad). Igualmente, la NO-VIOLENCIA primero debe ser dada a conocer, para luego ser reflexionada por aquellos que la vemos como una opción, y en la medida que participamos se irá arraigando en nosotros como una práctica de vida. Como práctica debe llevarnos de un estado de sumisión inconciente a un estado de ciudadanía conciente, en la que aprendamos a decir “NO, YA BASTA” y podamos sostenerlo en el tiempo.
Si quieren saber sobre NO-VIOLENCIA, busquen en la WEB, en la página del Albert Einstein Institute (http://www.aeinstein.org/), allí podrán ubicar información sobre el tema. En Maracaibo se están dictando algunos talleres, seguramente, en algún momento alguien tocará a tu puerta.
Alexander Acosta Guerra.
Ofensiva Ciudadana.
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